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“Más o menos hemos sacado unos 700 gramos entre clavos, monedas, alambres y cosas que no pensamos que un ser humano podría haber ingerido y sin haberle dañado el esófago”, dijo el miércoles a la AP el médico Carlos Delgado Cruces.
El extraño caso ocurrió en el Hospital Regional de la ciudad andina de Cajamarca, a 560 kilómetros al norte de Lima.
El obrero Requelme Abanto, quien popularmente ha empezado a ser llamado “comeclavos” y “ferretería”, declaró a los medios de prensa que lo hacía “como un deporte”.
Señaló que desde febrero pasado había empezado a ingerir clavos y la primera vez se comió 17 clavos de cinco pulgadas de longitud en un solo día.
“Aparentemente, el señor ha estado tragando (esto) desde hace un buen tiempo, porque el estómago ya estaba medio fibrótico”, dijo Delgado.
Afirmó que el paciente se recupera satisfactoriamente y que fue derivado a especialistas en psiquiatría para que indaguen sobre su salud mental.
Fuente: Planetacurioso.com
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